Para clarificar el término «voluntad preceptiva», el
mismo es un término teológico que denota la voluntad de Dios la cual se
contrasta con Su voluntad decretiva.
- En la voluntad decretiva
de Dios, Él ordena ciertas cosas para que ocurran y estas, ocurrirán.
- En la voluntad preceptiva
de Dios, Él permite que ciertas cosas ocurran (como la caída, el pecado, la
rebelión, la enfermedad, etc.) que no están en Su voluntad decretiva. Otra
forma de mirar esto es decir que es la voluntad ‘permisiva’ de Dios; esto es,
Él permite que las cosas pecaminosas sucedan, aunque el pecado sea contrario a
la voluntad perfecta de Dios.
“¿Por qué 2 Samuel 24:1 declara que Dios ‘incitó’ a
David en contra de Israel, mientras 1 Crónicas 21:1 dice que Satanás fue el que
“se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel’”?
¿Pueden ser correctos ambos pasajes, o es esta una contradicción?
La palabra hebrea wayyaset, traducida “incitó”, es
idéntica en ambos pasajes. Se describe las acciones de Dios y Satanás con la
misma palabra. La diferencia yace en el sentido en que se usa la palabra:
Satanás incitó (o tentó—cf. 1 Tesalonicenses 3:5) a David más directamente,
mientras se dice que Dios incitó a David porque permitió que se realizara esa
tentación. Los hebreos a menudo usaban los verbos activos para expresar “no la
realización de algo, sino el permiso de algo que se dice que el agente hace”
(Bullinger, 2898, p. 823, énfasis en original).
El libro de Éxodo registra que “Dios endureció el
corazón de Faraón” (Éxodo 7:3,13; 9:12; 10:1 et.al.), pero Dios no forzó
directamente a Faraón a rechazar Su voluntad. Dios endureció su corazón en el
sentido que proveyó las circunstancias y ocasión para que Faraón rechazara Su
voluntad.
Dios pone y quita reyes que tú eliges.
¿Dios quien quita y pone reyes?
El versículo bíblico de Daniel 2:21 es el que muchos
usan a su conveniencia en cada elección para sustentar su autoridad una vez
resultan ganadores, nos dice:
“Él cambia los tiempos y las épocas; quita y pone
reyes, da sabiduría a los sabios e inteligencia a los inteligentes…” (Daniel
2:21, Dios Habla Hoy).
Primeramente hay que recalcar que la voluntad perfecta
de Dios para las naciones no es, ni será jamás, un gobernante humano caído. La
voluntad perfecta de Dios para el gobierno de las naciones es el reino de Su
Hijo.
Los seres humanos somos imperfectos y por ende, ningún
gobernante humano representará jamás esa voluntad perfecta. Mientras tanto,
Dios nos ha dado la oportunidad de elegir lo que queremos y Él respeta nuestras
decisiones. Muchas veces tomamos decisiones que no van de acuerdo con Su
voluntad, pero Él permite que experimentemos las consecuencias porque nos ha
dado la oportunidad de la libre voluntad. Cabe mencionar que en el pasado, Dios
no escogió específicamente a todos los reyes del pueblo de Israel, pero sí
permitió que todos esos reyes reinaran sobre Israel; a veces para juicio o
desencadenar su justo castigo sobre una nación que le había dado la espalda.
Es obvio que Dios no quería que eso pasara (elección
de un mal gobernante), pero, en su soberanía, Dios determinó respetar la
libertad humana y permitirlos elegir por sí mismos ciertas cosas. Lucas 8:32
nos habla de ese mismo principio.
En conclusión, Dios de manera permisiva pone y quita
reyes que tú eliges con tu libre albedrío, incluida sus probables y futuras
consecuencias de su gestión gubernamental. Si la mayoría de los ciudadanos de
una nación eligen por mayoría de votos a un gobernante impío, Dios permite
colocando a dicho individuo en el poder, respetando la voluntad del pueblo. O
en ocasiones cuando el pueblo arrepentido ora y clama justicia en contra de un
gobernante que hace la maldad y no respeta lo divino, Dios oye nuestras
súplicas y depone (quita) reyes también. En ese sentido es que El Señor pone y
quita reyes.