``` El ángel veraz: ¿Madre naturaleza o Dios Padre?

¿Madre naturaleza o Dios Padre?


¿Madre Naturaleza o Dios Padre? Una confrontación entre la idolatría ecológica y la verdad bíblica

En la cosmovisión cristiana fundamentada en la Escritura, Dios no es una fuerza impersonal ni una energía difusa. Él es el Creador, el Sustentador y el Gobernador soberano del universo. Su revelación especial en la Escritura y su revelación general en la creación (Romanos 1:20) nos muestran que toda la gloria, la vida y el orden natural provienen directamente de Él. Sin embargo, vivimos en un mundo que ha preferido adorar la creación antes que al Creador.

1. La idolatría disfrazada de ciencia: “Madre Naturaleza”

El término "Madre Naturaleza", utilizado con ligereza por ambientalistas, científicos seculares, y movimientos de la Nueva Era, tiene raíces profundamente paganas. En las culturas antiguas, como la griega (Gaia), la romana (Tellus), la egipcia (Nut), e incluso en muchas religiones indígenas, la naturaleza era personificada como una deidad femenina —una madre que da y quita vida, alimenta, castiga y recompensa.

Referencias seculares que lo confirman:

  • En la Enciclopedia Británica, la entrada "Mother Earth" señala que "la personificación de la Tierra como madre se encuentra en muchas culturas precristianas, particularmente en formas de religiosidad pagana donde la Tierra es vista como fuente de toda vida."

(Britannica, “Mother Earth,” 2024)

  • El biólogo Richard Dawkins, ateo reconocido, ha declarado:

"La naturaleza no es buena ni mala, no tiene sentimientos, no tiene intenciones, y desde luego no es una madre amorosa. Hablar de la ‘sabiduría de la naturaleza’ es poesía, no ciencia."
(Dawkins, The God Delusion, 2006)

Aun los científicos ateos, al ser honestos, admiten que llamar "Madre Naturaleza" a los fenómenos naturales es, en el mejor de los casos, un lenguaje figurado, y en el peor, un sincretismo disfrazado de ciencia.

 

2. El testimonio bíblico: Dios es Padre, no una madre naturaleza impersonal

El apóstol Pablo, lleno del Espíritu Santo, advirtió esta tendencia humana en Romanos 1:

“Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.”
(Romanos 1:25, RVR1960)

Aquí vemos una advertencia clara: el mundo idolatra lo creado, desechando al Creador. Hoy no se ofrecen sacrificios a ídolos de madera, pero sí se ofrece devoción a la "Madre Naturaleza", la Pachamama, o la energía del universo, formas modernas de la misma idolatría antigua.

Jesucristo enseñó a orar: “Padre nuestro que estás en los cielos...” (Mateo 6:9), no "Madre Tierra que habitas en el bosque". Dios es un ser personal, con voluntad, santidad, juicio y amor. No es una fuerza inconsciente.

 

3. Ciencia sin Dios: un edificio sin cimientos

La ciencia moderna, al desvincularse de su origen cristiano, ha desechado a Dios como causa primera. Al estudiar fenómenos naturales como la lluvia, el viento o el calor, se enfoca solo en causas inmediatas, ignorando la causa última.

“Jehová es el que da la lluvia, y la tierra produce su fruto por mandato suyo”
(Zacarías 10:1, paráfrasis)

“Él hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.”
(Mateo 5:45)

La ciencia describe cómo cae la lluvia, pero solo la fe explica por qué. Detrás de toda ley natural hay un Legislador. Detrás de cada proceso, un Proveedor.

Incluso científicos famosos han caído en contradicciones al atribuirle “sabiduría” o “poder” a la naturaleza. Stephen Hawking, en su libro The Grand Design, escribió que “el universo puede y se creará a sí mismo a partir de la nada”, contradiciendo la ley de causalidad.

 

4. El ecologismo radical: una nueva religión sin Dios

Muchos movimientos ambientalistas actuales no buscan la administración responsable de los recursos, sino una forma de misticismo ecológico que pone a la naturaleza en el trono que pertenece a Dios. Al negarse a aceptar la superioridad del ser humano (creado a imagen de Dios), muchos abrazan ideas anti-bíblicas:

  • Que el ser humano es una plaga.
  • Que todos los seres vivos tienen igual dignidad y derecho.
  • Que la naturaleza tiene consciencia y sabiduría propia.

Estas ideas son contrarias a lo que enseña la Escritura:

“Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread...”
(Génesis 1:28)

Aquí se nos llama a ejercer dominio piadoso, no destrucción ni servidumbre ante los árboles y animales.

 

5. El cristiano y la creación: mayordomo, no esclavo

El cristiano bíblico no odia la naturaleza. La respeta como obra de Dios, pero no la adora. Reconoce que la creación es buena (Génesis 1:31), pero caída (Romanos 8:22), y que necesita ser redimida por Dios, no venerada por el hombre.

“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.”
(1 Tesalonicenses 5:18)

“Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.”
(Mateo 4:10)

Cuando el cristiano dice “Hace calor” o “Está lloviendo”, lo dice con un corazón que honra al Dios que sostiene el universo con su palabra poderosa (Hebreos 1:3).

 

Conclusión

Llamar “Madre Naturaleza” a la creación no es solo una figura poética: es una forma de idolatría sutil que desplaza a Dios del centro. La Escritura nos llama a conocer, adorar y honrar al único Dios verdadero, no a sustituirlo por imágenes femeninas, energías cósmicas ni ecosistemas divinizados.

Como dice Jeremías:

“Diciendo a un leño: Mi padre eres tú; y a una piedra: Tú me diste a luz. Porque me volvieron la cerviz, y no el rostro…”
(Jeremías 2:27)

Hoy, muchos no se arrodillan ante estatuas, pero sí lo hacen ante la creación, la ciencia secularizada, o su propio entendimiento. ¡Volvámonos al Dios vivo! No a la "madre tierra", sino al Padre celestial.

 

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Créditos de fotos e imágenes

  • «GoldenMedows» de PiccoloNamek - English Wikipedia, en:Image:GoldenMedows.jpg. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons - http://commons.wikimedia.org/wiki/File:GoldenMedows.jpg#/media/File:GoldenMedows.jpg